Introducción del Pregón de Faustino 2008

martes, 3 de marzo de 2009

¿Quien soy yo? para traer nada nuevo,
a esta evocación ya milenaria, De la Semana Santa.
Que ella sola florece cada primavera.
Ella sola se hace otoño,
y ella sola se hace invierno,
Para así profundizar más en nuestras raíces.
Y cuando llegue nuevamente la primavera,
Florecer más hermosa y más bella
que en años anteriores.
Por eso yo hoy aquí,
Solo voy a hablar de
Cosas que he visto
y cosas que he sentido,
Pero eso si, contándolo a mi manera.


Hace mucho tiempo, existió una civilización que consiguió aglutinar allá por Asia, un enorme imperio, este fue, el Imperio Persa con su famoso caudillo militar: Darío. Imperio que fue arrasado por Alejandro Magno ¿quién no ha oído hablar de él y de su gran ejercito griego? conformando otro gran imperio, pero esta vez, acompañado, por una gran civilización. La primera que servirá como referencia a las que vengan con posterioridad.



Los griegos fueron sustituidos por el Imperio Romano con sus grandes ejércitos y no menos importantes emperadores, destacando entre ellos, Julio Cesar. Este imperio, como el griego anteriormente nombrado, tuvo un gran asiento cultural, pero sobre todo, sentó las directrices de las naciones que en el futuro conformarían la Europa que hoy conocemos. Fue destruido por los Bárbaros que vinieron del centro de Europa, Arrasando todo lo que encontraron a su paso, pero también estos, fueron vencidos por los árabes en su guerra santa. Y por fin, Fueron los Reyes Católicos los que expulsaron a los árabes de nuestra tierra.




La espada y la fuerza, fueron el denominador común de estos grandes imperios que dominaron el mundo. Sin embargo, Ninguno de ellos, duró más de unas cuantas generaciones.

Coincidiendo con la dominación de casi todo el mundo por el imperio Romano, en un pobre territorio, también gobernado por ellos, nació, vivió y murió, el responsable de que hoy, dos mil años después, estemos aquí reunidos, para conmemorar su pasión, muerte y resurrección. Nació pobre y murió pobre y ni la espada ni la fuerza, fueron sus armas para haber aglutinado, un ejército mas numeroso que cualquiera de los que hemos conocido, un ejército que no deja de crecer, pues cuanto más es perseguido, mas fuerte y mas numeroso se hace. Un ejército, que hoy está más activo que nunca. Y cuya única arma, es la Fe. Fe, que se trasmite a través de la Palabra.

La Fe es esa luz que todos llevamos dentro pero que muchos se niegan a quererla ver. Fe que a través de la palabra, se traduce en: AMOR, que es, el sentimiento más extraordinario que un ser humano puede sentir y que mayor felicidad otorga.

En JUSTICIA, ¿hay mayor admiración entre las personas, que cuando hablamos de alguien y lo definimos como una persona justa?

En HONESTIDAD, o la garantía que ofrece esta forma de vida, nunca nos equivocamos cuando depositamos nuestra confianza sobre una persona honesta.

Sin embargo, me quedo con la que para mi, es la mas maravillosa de todas, la VERDAD, ya lo dijo un rabino allá por el año treinta después de Cristo “la verdad os hará libre”, naturalmente este rabino, fue, el mismo Cristo.

De todas maneras, que montón de palabras para definir simplemente, lo que es una buena persona.

Desde la pasada semana santa hasta hoy, hemos perdido en nuestro pueblo algunas de estas buenas personas a las que me he referido con anterioridad. Personas a las que yo he admirado porque a través de sus afortunadamente, en la mayoría de los casos, dilatadas vidas, han dado prueba de ello.


Se nos han ido, Manolita Serafina, el bastida, el Monte, Salvador Ybarra y como no, nuestro amigo, Eugenio Rueda.

Ahora seré egoísta y os hablaré a continuación de la que para mi ha sido la mejor que yo he conocido.

He visto y escuchado muchos pregones de Semana Santa y siempre me desagradaba cuando el pregonero, daba protagonismo a alguna persona cercana. Está claro que yo no era el pregonero, porque hoy, me vais a permitir recordar a alguien muy cercano a mí y muy conocido por la mayoría de vosotros. Murió hará pronto, 21 años y aquel día, se me quedó una espinita clavada. En el funeral le di un papelito al cura para que definiera visto desde mis ojos y en tres frases, la trayectoria de esta persona a lo largo de su vida. El cura, quizás porque era nuevo y no la conoció como tampoco me conocía a mi, omitió leer aquel papelito, que hoy, os voy a leer y que así decía: Dedicó su vida a su familia y a su trabajo, fue amigo de sus amigos, ayudó a todo el que pudo y fue muy respetuoso con el prójimo, que a su vez, fue la mayor enseñanza que les dejó a sus hijos.

Yo puedo dar fe de que todo esto fue verdad, pues presumo de haber sido su mejor amigo, los últimos años de su vida, que además coincidieron con los primeros en los que yo me hacía hombre. y presumo también de haber tenido en el, al mejor maestro para intentar hacerme sencillamente, una buena persona, naturalmente muchos lo habréis intuido ya, esta persona fue mi padre.