En declaraciones a una emisora de
radio, el alcalde de Sevilla, le mandó un
recado al ministro Arias cañete “El dragado del rio no puede esperar
más, llevamos diez años dándole vueltas y no se hace nada”. De igual manera le hizo saber a la Junta de
Andalucía “que no se paralicen los proyectos pendientes de ejecutar en Sevilla”
en referencia al centro comercial de la plaza de “La Gavidía” y al proyecto del nuevo centro comercial de
IKEA, allá por la carretera de Madrid.
Sevilla, sin ninguna duda, nace
buscando el beneficio de nuestro rio. De ahí fluía la economía, el ocio, en
definitiva, la vida. Desde tiempos inmemoriales, el Guadalquivir fue la gran industria de nuestra ciudad, epicentro
de toda actividad. Pero es tras el descubrimiento de América, cuando el puerto
del Arenal dio lugar a una Sevilla que
durante siglos, fue casi podría decirse, el centro del mundo. Así fue
hasta primero del siglo XVIII cuando el
natural escaso calado del río,
mermado cada vez más por el gran número de barcos que naufragaba y terminaban
en el fondo del mismo, dio lugar a que el puerto de Sevilla dejara de ser
llegada obligada de los grandes barcos que
desde América arribaban cargados de ricas mercancías. Sanlúcar de
Barrameda fue la gran beneficiada por la gracia de Felipe V, que fue quien
ordenó el traslado. Vinieron a continuación años de gran decadencia de la
ciudad. Desde entonces y hasta la Expo-92, la ciudad ha vivió de espalda a su
rio. Fue con motivo de la exposición, cuando se le abrió algunas puertas al rio.
Si
ahora se le hiciera el añorado drenaje, posiblemente la ciudad podría volver a
lo que su historia le demanda. El señor Arias Cañete, nuestro ministro,
último responsable de darle
solución, ha demostrado ser un hombre de
estado. Señor Zoido, seguro que es usted capaz de convencerlo para devolverle a
Sevilla a través de nuestro río, la grandiosidad y la riqueza que ya en otra
época tuviera.
En contraposición, las grandes firmas
de la distribución comercial, han tocado techo. Se le ha acabado lo de amarrar
a los perros con longanizas. Es por eso por lo que buscan otros nichos de
beneficios. En este caso sería el especular con la recalificación de todos los
terrenos limítrofes a la futura tienda de Ikea, que son muchos, y de ahí
obtener el beneficio, y luego, ya se vería si se hacía la tienda…o no. El
sevillano, el andaluz, siempre ha sido muy colaborador con todo el que llega de
fuera. El dinero que se ahorra Ikea con el transporte de muebles al cliente, el
posterior montaje, en definitiva la carencia de servicio al cliente, iría para
tierras vikingas. Ya en tiempos de los galeones las riquezas que se descargaban
en el Arenal, iban para Alemania. Ha pasado el tiempo, ha cambiado la forma de
mercadear y ahora de otras maneras, el dinero sevillano marcha para un sinfín
de tierras extranjeras, dependiendo del origen de la multinacional que nos toma
el pelo. Aquí quedarán muchas pequeñas tiendas de muebles cerradas y más
sevillanos en paro. Porque los posibles clientes de la nueva tienda, señor
Zoido, no llegaran de fuera, serán los mismos que dejaran de comprar en las
tiendas sevillanas. Y así es como se sigue abriendo la franja entre la Europa
rica y la pobre.
Señor Zoido, no podemos mezclar churras con
merinas (como dice el refranero popular) Si bien es cierto que el primero de
los proyectos, el dragado del rio, puede traer mucha riqueza a Sevilla. El
segundo, solo traería más miseria y paro. Las grandes multinacionales de la
distribución comercial, han sido la gran estafa para el pueblo andaluz de los
últimos treinta años y todo, gracias a los favores otorgados desde nuestra
administración pública, la misma que
tendría que preocuparse por el bien de
sus administrados.
Faustino Tomares.