Llevaba tiempo comprando en mi
frutería y a pesar de ello desconocía de
quien se trataba. Fue a raíz de una foto en un periódico en la que aparecía al
lado de Javier Arenas cuando supe quien era. Antes de esto fue un señor que
pasaba totalmente desapercibido. Un señor que llegaba en un coche grande negro,
paraba a las tres menos cinco frente a la frutería, abría el portamaletas
trasero y sacaba de un portafolio la cartera que se guardaba en el bolsillo de
la chaqueta. Daba las buenas tardes cuando entraba, hablaba lo justo para pedir
los productos que necesitaba, pagaba y se iba.
Curiosamente
al día siguiente de aparecer en esa fotografía, cuando llegó me preguntó
dirigiéndose por mi nombre si yo era el
secretario general del partido en Tomares a lo que yo le respondí dirigiéndome
a él también por su nombre afirmativamente. A continuación me preguntó sobre
las posibilidades para derrocar a Antonia Hierro en las futuras elecciones
municipales. Le di mi opinión haciéndole
saber mis argumentos. Ni una palabra más. Al día siguiente en la prensa leí
“jose Luis Sanz propuesto como candidato del Partido Popular a la alcaldía de
Tomares”
Al otro día
por la tarde se presentaron en mi frutería cuatro individuos, Jose luis Sanz el
único conocido, Luis García Navarro, Eloy Carmona y otro señor mas mayor que no
recuerdo su nombre que derrochaba bondad además de al parecer billetes de 500
euros. Todos participantes en los principales acontecimientos que a partir de
entonces celebró el partido hasta las futuras elecciones en Tomares. Me
invitaron esa tarde a que les acompañara a tomar un café y de paso a
presentarles a los vecinos que yo viera conveniente en nuestro paseo. Cosa que
hice con mucho agrado. Yo por entonces, era vicepresidente de la “autentica
asociación de comerciantes” y nada subvencionada por el ayuntamiento. Y estaba
muy molesto con el trato que la entonces alcaldesa nos daba a los comerciantes
de Tomares.
En
aquellos momentos, desconocía el tándem que formaba Jose Luis y Carmona, el hoy
ya imputado. Desde lejos se veía la
diferencia entre ambos. El primero se intuía persona callada y muy reservada,
detalle este que el paso del tiempo iría acentuando, prudente etc. Mientras que
al segundo desde lejos se veía lo fanfarrón y cínico del personaje, del que
nunca te podrías fiar.
A la
mañana siguiente, cuando llegué con mi camión para descargar en la frutería,
allí estaba Jose Luis Sanz en su clásica pose: gesto serio, distante y brazos cruzados. Me pidió que le acompañara
a tomar un café a lo que accedí encantado. Una vez tomado el café, me invitó a dar una vueltecita por el pueblo, por
supuesto presentándole el mayor número de vecinos posible, a lo que también
accedí de buen grado. Esta situación o de forma parecida se repetiría casi a
diario desde finales del mes de Noviembre de 2.006 hasta las elecciones
municipales de 2.007 en las que ganamos contra todo pronóstico. Desde el primer
momento en que vi que este acompañamiento de hizo costumbre, le hice saber mi
deseo en acompañarle pues ya conocía mis
intenciones con respecto Antonia hierro pero también le hice saber que no le
podría acompañar en las listas electorales pues tenía un negocio en el pueblo
del que comía mi familia y no era bueno que participase en política. Intuí que
le pareció bien.
A partir
de ese día no se daba un paso de cara a las elecciones en el que yo no diera mi
opinión, mi consejo o mi veto, como sucedió con la última tarjeta electoral para
buzonear que trajo Eloy Carmona cinco días antes de las elecciones en la que se
trataba el paralelismo de ETA con el
PSOE y que yo me negué a que se repartiera, se me hizo caso. Dos meses antes de las
elecciones el futuro alcalde me enseño una lista en una servilleta de papel en
la que mi nombre figuraba segundo a continuación del suyo. La vanidad me pudo y
no fui capaz de negarme. A partir de nuestra victoria el ya alcalde dejó de ser
la misma persona, dejándose aconsejar por profesionales de la política, cosa
que no hizo durante la campaña. Toda la conducta de razonabilidad social y bien
común que había compartido conmigo se
convirtió en intereses de partido y oscurantismo hacia mi persona, alejándonos
cada vez mas y casi quedando solo un pequeño lazo “afectivo” quizás por el
tiempo que habíamos luchado coco con codo para desbancar a Antonia Hierro y un
respeto relativo hacia mi gestión en las áreas municipales que yo gestionaba.
En el tiempo que ha transcurrido desde que abandoné el
ayuntamiento, ese lazo ha sido responsable, seguramente, de que cuando hacía
las críticas al ayuntamiento y al Partido popular intentara dejar fuera al alcalde. Fue en este último pleno convocado
por la oposición para que dieran explicaciones sobre los hechos que habían dado
lugar a la propuesta de imputación desde la fiscalía, cuando vi que el alcalde
es una de las dos caras de la moneda que forma con Eloy Carmona, dos políticos
profesionales en la búsqueda de su beneficio sin importarle lo mas mínimo el
bien común. Dos personajes fraguados en la carencia de principios morales y en el
cinismo de la clase política actual que está devorando al pueblo.
Faustino tomares