Naturalmente,
habrán adivinado por el título que nos referimos a los estibadores. Un
colectivo privilegiado como otros muchos y que se niega a perder ese
privilegio. La razón de esta reforma nos viene impuesta por Europa, pero como
en otros asuntos, el gobierno solo lo aplica si le es rentable políticamente
hablando. Sin embargo, esta vez sí parece, que el gobierno ha querido hacer
esta reforma, la falta de mayoría en el parlamento lo ha impedido. Pero… si
hubiera tenido mayoría hubiera obligado a esta reforma. Esta es la pregunta,
pudo hacerla cuando tenía mayoría absoluta y ni lo intento. No sería la primera
vez que un partido político se apoya en su falta de mayoría para no acometer,
reformar o derogar una norma.
Entrando
más de lleno en el tema, estos días hemos tenido, gracias a la prensa, la
oportunidad de conocer los increíbles privilegios, que no derechos, que tiene
este colectivo. Un colectivo monopolizado en su sindicato y que da lugar al
encarecimiento de un servicio de primera necesidad para el estado y que da
lugar a cierta merma económica en la redistribución de la riqueza. Esta
injusticia existente desde hace muchos años, no había sido tratada con
anterioridad por los distintos gobiernos a los que les ha afectado y le afecta
muy poco la existencia o no, de justicia social.
El gobierno
actual, fiel a las costumbres de sus antecesores, no ha dudado en tirar la casa
por la ventana con el dinero del contribuyente con el fin ya tan manido de la
defensa de la “paz social” cuando el verdadero fin, como siempre, es evitar que le muevan el sillón. En este
caso, la oferta del gobierno ha sido prejubilaciones a los 50 años, según
convenio se jubilan a los 55 años, con el setenta por ciento del sueldo. Un
sueldo medio el de este colectivo, que según la prensa multiplica por siete el
sueldo mínimo interprofesional, muy por encima del sueldo de los profesionales
más cualificados del estado.
Estos
mismos que ofrecen estas prejubilaciones a los cincuenta años, son los mismos
que están todo el día recordándonos que nuestras pensiones son inviables. Estos
mismos que permiten que este colectivo y otros muchos parecidos se jubilen a
los 55 años cuando el resto tiene que hacerlo a los sesenta y siete años. La
clase política actual nos lleva sin remedio a la ruina. Por el camino quedaran muchos
damnificados, pero también grandes privilegiados con grandes dosis de
insolidaridad y con los que nuestros políticos son muy solidarios.
Faustino Tomares.
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